14. Yo traicioné a Jesús

— (¡Vaya vaya!, miren quién está ahí, Jesús el hijo del carpintero; y se ve que él sí la sabe hacer, con tanta gente que se reúne se han de levantar muchas ofrendas, sí, un dineral, no cabe dudas, es un buen negocio

Si yo también supiera hacer unos cuantos trucos como él, me haría inmensamente rico, pero en todo he sido un Judas fracasado

Me acercaré a él, tal vez descubra en qué consisten sus trucos, y yo también pueda hacerlos para engatusar a la gente

Ahí viene un leproso y parece que quiere decirle algo)

— Señor, Señor, si tú quieres puedes sanarme

— Quiero, sé limpio, ya estás sano

— (¿Eh? Como le hizo? Solamente lo tocó y le dijo: Quiero, sé limpio, ¿Eso es todo? Esto no puede ser truco, realmente lo sanó, qué increíble es esto; ¿Será él un mago?

Ahí se le acerca un hombre, ¿Qué querrá?)

— Señor, mi hija única está agonizando; yo te ruego que vayas y la sanes

— Está bien, vamos

— (Ahora veré cómo sana a esa muchacha)

— Jairo, ya no molestes al Maestro, tu hija acaba de morir

— ¡Oh, mi pobre hija!

— No te aflijas, Jairo, cree solamente y tu hija resucitará

— (¿Resucitará?, yo creo que ahora sí Jesús se metió en un lio gordo; voy a ir a ver qué pasa)

— No temáis, la muchacha no está muerta, está dormida; salgan todos, solamente ustedes entren

— (Vaya, nos dejaron afuera, ¿Qué le irán a hacer a la difuntita? Aunque Jesús sea un mago no creo que pueda hacer algo por ella… ya salen, ¿Qué pasaría?)

— ¡MI HIJA! ¡MI HIJA! ¡HA RESUCITADO! GRACIAS SEÑOR, GRACIAS

— (¿Queeé? ¿Resucitó? Es cierto, ahí está la muchacha perfectamente sana, ¿Cómo le haría? Su magia es muy poderosa, nunca había visto algo así, ¡Es increíble!

¡Cómo me gustaría ser como él! Sería fabuloso tener ese poder, pero no creo que él me quiera enseñar, pues ni siquiera tengo el suficiente dinero como para convencerlo, aunque… tal vez… ¡Ya sé!, le diré que quiero ser su discípulo, y ya estando cerca de él podría aprender su magia, y hasta investigar como recibe ese poder y quién se lo da)

— Maestro, me gustaría ser tu discípulo

— Está bien, contigo se completan los doce

— (¡Bravo, lo logré, no cabe duda que soy un genio; bueno, ya está dado el primer paso, lo que no me gusta es que se recoge muy poca ofrenda, y es que no le exigen a la gente; aquí lo que falta es organización, lo primero que se necesita es un buen tesorero, y para eso aquí estoy yo, de ahora en adelante las cosas van a cambiar, así que ahorita mismo voy a pasar a recoger la ofrenda)

— Su ofrenda por favor… su ofrenda por favor… su ofrenda por favor… su ofrenda por favor… su ofrenda por favor… (mm, no es mucho, pero para comenzar está bien)

TRES AÑOS DESPUÉS

— (La situación sigue igual, el poco dinero que se reúne es el mismo que se gasta, solo he logrado apartar unas cuantas piezas de plata, y a este paso nunca vamos a progresar. Voy a tener que tomar medidas drásticas para que no salga ni un solo centavo de lo que se reúne, hasta que tengamos suficiente dinero; si el Maestro me dice que les dé dinero a los pobres, le diré que no hay dinero)

— Tengo compasión de la gente que ha permanecido conmigo desde hace tres días, y tienen hambre

— Maestro, yo diría que ya los despidiéramos para que se vayan a comprar de comer

— No hay necesidad de eso, dénles ustedes de comer

— Maestro, no tenemos ni un solo centavo en caja

— ¿Cuántos panes tenéis?

— Solo cinco panes y dos peces

— Traédmelos acá… Gracias Padre por estos alimentos; bendícelos y multiplícalos, amén; ahora repartid a todos

— (¡Vaya!, ¡Por más que repartimos comida, las canastas siguen llenas!; ya todos comieron hasta saciarse, y aunque son más de cinco mil personas, han sobrado doce cestas llenas. Si hubiéramos vendido estos alimentos habríamos reunido una buena cantidad de dinero: pero no creo que el Maestro hubiera aceptado esa venta, esto me desespera, un día voy a explotar. Ahí viene un hombre, ¿Qué querrá?)

— Maestro, te invito a posar en mi casa

— Está bien, vamos…

— Siéntate Maestro, por favor

— (Ahí viene María con algo en la mano; ¿Qué será? Ah, es un frasco de ungüento de nardo, es valiosísimo, tal vez quiera donarlo para la causa del Maestro, y vendiéndolo podríamos recabar fondos, por lo menos unos 300 denarios. ¿Eh? ¿Qué hace? ¡No!, Rompió la ampolleta y la está derramando en la cabeza y en los pies del Maestro; ¡Esto es el colmo!)

Oye María, ¿Por qué desperdicias ese ungüento? ¿Qué no sabes que es carísimo? Total, si lo querías regalar, podríamos haberlo vendido, y con ese dinero dar de comer a los pobres; parece que no piensas

— Déjala, no la mortifiques, a los pobres siempre los tendréis con vosotros, y a mí no; además me ha ungido para prepararme para la sepultura

— (No aguanto más, esto no es negocio, me voy; pero antes veré cuánto dinero puedo reunir… se me está ocurriendo algo… sí, eso haré; iré a los príncipes de los sacerdotes a ver cuánto me ofrecen; este sí va a ser un buen negocio)

Oigan, ¿Saben quién soy yo?

— Sí, te conocemos ¿Qué haces aquí! O ¿Qué calle buscas!

— No, ninguna, solo vine a proponerles un buen negocio

— ¿Qué clase de negocio!

— Yo sé que ustedes quieren aprehender a mi Maestro en secreto; ¿Cuánto me dan si yo mismo se los entrego?

— ¿Tú? ¿Serías capaz?

— Claro que lo soy; él siempre hace las cosas a su modo; ahora yo las voy a hacer a mi modo

— Está bien, te daremos 20 monedas de plata

— ¿20? Él vale por lo menos 50

— Bueno, ni uno ni otro, que sean 30, aquí están

— Muy bien, esta noche en Getzemaní

ESA NOCHE

— De cierto os digo que esta noche uno de vosotros me ha de entregar

— ¿Nosotros?, No es posible Maestro, todos te amamos

— Tiene que cumplirse la Escritura que el que come pan conmigo levantó contra mí su calcañar

— Señor, ¿Quién es?

— Aquel es, a quien yo diere el pan mojado

— (Se me hace que el Maestro sospecha de mí, pues a mí me dio el pan mojado; le voy a preguntar) ¿Soy yo, Señor?

— Tú lo has dicho; lo que haces, hazlo más presto

— (Claro que lo haré, ya verá que hablo en serio…)

Vengan conmigo, ahorita está en el huerto; como está obscuro, les daré señal; al que yo besare, ése es, prendedle

— Está bien, vamos…

— Salve, Maestro

— Judas, amigo, ¿A qué has venido? ¿A entregarme con un beso?

— Llevémoslo a Caifás

— Sí, vamos

— (Dios mío, ¿Qué he hecho?, He vendido a mi Maestro, y todo por 30 miserables piezas de plata, ¡Ay de mí! ¡Qué terrible condenación me espera! Ahora comprendo que realmente sí es el Hijo de Dios, lo vi en sus ojos, lo oí en su voz, me miró con ternura y me llamó amigo; ¡Qué horrible remordimiento! No dejaré que lo maten; iré con los príncipes de los sacerdotes y les devolveré el dinero)

— ¡No lo maten! ¡Aquí está el dinero!

— No nos interesa, vete de aquí

— ¡No lo maten! ¡No lo maten! ¡Oh! ¡No me hacen caso! Soy culpable, culpable

— Judas, ¿A dónde vas tan de prisa?

— Juan ¿Te das cuenta de lo que hice? YO TRAICIONÉ A JESÚS, ¡No tengo perdón de Dios!

— Sí hay perdón, él te ama, ven vamos a él

— ¡No! ¡No creo que me perdone! ¡No hay perdón para mí! ¡NOOO!

— Ven, Judas, no te vayas; ¡Oh! Se ha ido; Creo que se ha cumplido en él la Escritura que dice: “Sea hecha desierta su habitación, y no haya quién more en ella; Sean sus días pocos, y tome otro su obispado; amó la maldición y vínole; No quiso la bendición, y ella se alejó de él” (Sal.69:25109:8,17)

“Entonces Judas… fue y se ahorcó” -Mt.27:3-5-

“…Y colgándose, reventó por medio, y todas sus entrañas se derramaron” –Hech.1:18-.

DIOS LE BENDIGA.

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