—- (Estoy orgulloso de ser un gobernante, y de ser un representante de la Ley; algún día dirán de mí: Poncio Pilato fue un gran hombre, justo y legal; quizás hasta un monumento me erigirán en el Salón de los hombres ilustres; me siento un hombre realizado… Se oyen voces allá afuera, ¿Quién será?, es media noche)
—- PILATO, PILATO, SOMOS NOSOTROS, ÁBRENOS
—- (Qué lata, son esos hipócritas Judíos; se las dan de muy religiosos, pero bien que oprimen a los débiles) ¿QUÉ SUCEDE? ¿POR QUÉ ME VIENEN A DESPERTAR A ESTAS HORAS?
—- Es un caso urgente, Pilato; te traemos a éste hombre para que lo juzgues, es Jesús de Nazareth
—- (¿Jesús de Nazareth?, he oído hablar acerca de él; dicen que es un Profeta que predica el amor al prójimo, que sana a los enfermos y que hasta resucita a los muertos; no creo que haya hecho nada malo, seguramente lo acusan por envidia), ¿De qué lo acusan?
—- Si no fuera un malhechor, no te lo habríamos traído
—- (¿Cómo le haré para deshacerme de esta responsabilidad?; ya sé, les dejaré la responsabilidad a ellos); Les doy mi autorización para que lo juzguen ustedes mismos según su Ley
—- A nosotros no nos es permitido matar a nadie
—- (¡Vaya!, así que lo que quieren es matarlo ¿eh?; quieren sangre pero no se quieren manchar las manos, quieren que lo mate yo; les diré que no procede la acusación); Ninguna culpa hallo en este hombre
—- Es un alborotador, pervierte a la Nación, comenzando desde Galilea hasta aquí, diciendo que no hay qué pagar tributo a César, que ahora él es el nuevo Rey
—- ¿Es Galileo?
—- Sí, es de Nazareth
—- (Ah, qué bueno, Galilea no queda en mi jurisdicción, sino en la de Herodes; qué suerte, esta es la salida que buscaba); Entonces no me corresponde a mí juzgarlo, sino a Herodes; vayan con él
—- Está bien, vamos
—- (Uf, qué alivio, al fin pude librarme de ese compromiso; no me atrevería a juzgar a ese hombre, tiene algo inexplicable, parece un iluminado, me volveré a acostar)
3 HORAS DESPUÉS
—- PILATO, PILATO, ÁBRENOS, YA REGRESAMOS
—- (Otra vez ellos, qué fastidio, no dejan dormir), ¿Qué pasó? ¿Por qué se regresaron?
—- Dice Herodes que aunque Jesús es Galileo, al ser aprehendido en Jerusalem, pertenece a tu jurisdicción, y te corresponde a ti juzgarlo, y no a él
—- (Vaya, falló mi plan, qué lío, no me va a quedar más remedio que juzgarlo, trataré de defenderlo); Está bien, déjenme interrogarlo a solas. ¿Es cierto que tú eres el Rey de los Judíos?
—- ¿Dices esto de ti mismo? O te lo han dicho de mí
—- ¿Soy yo Judío?, tu gente y los pontífices te han entregado a mí; ¿Qué has hecho?
—- Mi Reino no es de este mundo; si de este mundo fuera mi Reino, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los Judíos; ahora pues, mi Reino no es de aquí
—- Luego, ¿Rey eres tú?
—- Tú dices que yo soy Rey; yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo: para dar testimonio a la verdad; todo aquél que es de la verdad oye mi voz
—- ¿Qué cosa es verdad? (Se me está ocurriendo una cosa para ponerlo en libertad: aprovechando que tienen la costumbre de que les suelte un prisionero en cada Pascua, escogeré al peor de todos, y les daré a escoger a quién de los 2 quieran que suelte; ya sé quién: Barrabás; sí, eso haré), GUARDIAS, TRÁIGANME A BARRABÁS
—- A la orden, Señor
—- Señor Pilato, le traigo un recado secreto de su esposa
—- Dímelo en voz baja
—- Dice así: No tengas nada que ver con aquel Justo, porque hoy he padecido muchas cosas en sueños por causa de él
—- De acuerdo, dile que trataré de soltarlo
—- A la orden, Señor
—- Señor, aquí está Barrabás
—- Está bien, vamos afuera. ATENCIÓN CIUDADANOS, ya que ustedes acostumbran que les suelte a un prisionero en cada Pascua, aquí están 2 hombres; ¿A quién quieren que les suelte: a Barrabás que es ladrón y asesino? O a Jesús que se dice el Cristo
—- ¡A BARRABÁS! ¡A BARRABÁS! ¡A BARRABÁS!
—- (Oh, no es posible; ¿Cómo pueden preferir a un torvo criminal, lleno de saña y de maldad, antes que a Jesús, lleno de serenidad y de amor? No dio resultado mi plan, he fracasado), ENTONCES ¿QUÉ HARÉ CON JESÚS?
—- ¡CRUCIFÍCALO! ¡CRUCIFÍCALO! ¡CRUCIFÍCALO!
—- (No me va a quedar más remedio que ponerme en un plan intermedio: ni con uno, ni con otros; pues no quiero quedar mal con los Judíos, y mucho menos con Jesús; sí, eso haré); miren, amigos; vamos a hacer una cosa para que ni uno ni otro salga inconforme: Lo azotaré y lo soltaré; ¿De acuerdo? ¡SOLDADOS, DENLE 40 AZOTES!
—- A la orden Señor
MEDIA HORA DESPUÉS
—- Señor, sus órdenes están cumplidas
—- (Qué barbaridad, se les pasó la mano a los soldados; no solamente lo azotaron, sino que también lo escarnecieron y lo golpearon salvajemente; está molido a golpes y convertido en una masa sangrienta; qué triste se ve; espero que ahora sí estén satisfechos y sientan un poco de compasión por él); HE AQUÍ AL HOMBRE, YA HA SIDO AZOTADO
—- ¡CRUCIFÍCALO! ¡CRUCIFÍCALO! ¡CRUCIFÍCALO!
—- (¿Qué? ¿Cómo es posible que digan eso? ¿Qué no tienen corazón? Apenes se puede sostener en pie ¿Y todavía quieren más? Esto es más de lo que yo puedo soportar), Pues ya que ustedes insisten en que sea crucificado, háganlo ustedes mismos, porque yo no hallo en él ningún crimen
—- Nosotros tenemos Ley, y según nuestra Ley debe morir porque dijo que es Hijo de Dios
—- (¿Hijo de Dios?, Esto es más grave de lo que yo pensé; veré qué puedo hacer para soltarlo, hablaré con él), ¿De dónde eres tú?… ¿A mí no me hablas?… ¿No sabes que yo tengo potestad para crucificarte, y tengo potestad para soltarte?
—- Ninguna potestad tendrías contra mí si no te fuere dado de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene
—- (Creo que ya he tomado una decisión), miren amigos; las acusaciones que traen contra este hombre son muy leves, y no tienen trascendencia, así que lo voy a soltar
—- Si a éste sueltas no eres amigo de César; cualquiera que se hace Rey, a César contradice
—- Entonces ahí está vuestro Rey
—- ¡CRUCIFICALE! ¡CRUCIFÍCALE! ¡CRUCIFÍCALE!
—- ¿A vuestro Rey he de crucificar?
—- NOSOTROS NO TENEMOS REY SINO A CÉSAR
—- Pues entonces yo me lavo las manos; hagan lo que quieran con él, yo se los entrego
—- ¡VAMOS A CRUCIFICARLO! ¡VAMOS A CRUCIFICARLO!
—- (Lo van a crucificar y yo no hice nada para impedirlo; me lavé las manos en vez de levantarlas en su defensa; yo podía haber evitado ese crimen y no lo hice; qué fracaso, tantos litigios que he resuelto, ¿Cómo fui a fallar precisamente en este que era el más importante de mi vida?, me siento culpable, ¿De qué sirve que me haya lavado las manos si aún las siento sucias?, de nada; están manchadas de sangre inocente
Qué desgracia, todo marchaba bien, ¿Por qué se tuvo qué atravesar Jesús en mi camino?; él vino a mi vida y yo no supe qué hacer con él; no lo condené , pero tampoco lo liberé; ay de mí; lo que más me duele y no se me puede olvidar es que por quedar bien con los demás, YO MANDÉ AZOTAR A JESÚS).