3. Barrabas

(Ya es media noche, me quedan unas cuantas horas de vida, al amanecer me ejecutarán en una cruz juntamente con mis dos compañeros

¡Qué mala suerte! Cómo me fueron a agarrar ahora que iba a dar mi último golpe para ya retirarme a vivir en paz, ahora voy a vivir en paz, pero en el panteón

Tenía razón mi madre, siempre me decía: Barrabás, ya pórtate bien; pero yo nunca le hice caso; lo que me preocupa es que también vaya a tener razón en aquello que decía que los malos se van al infierno; dentro de unas cuantas horas lo sabré; aunque francamente no me entusiasma mucho la idea de investigarlo, prefiero no pensar en eso

Aunque con no pensar en ello no se arregla nada, lo que yo quisiera es saber si hay alguna forma de escapar de ese infierno

Ahora que me acuerdo, una vez oí a un hombre decir: YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA; NADIE VIENE AL PADRE SINO POR MÍ, por cierto se llamaba JESÚS

Yo no le hice caso porque estaba planeando mi gran golpe, ¡Cómo no le hice caso! No estaría yo aquí, ¡Qué diera por volverlo a oír!, estoy seguro de que él podría ayudarme)

— Oye Dimas, ¿Tú crees en el infierno?

— Pues yo sí, una vez oí a Jesús hablar de él; dijo que los justos irán a la vida eterna y los injustos al fuego eterno

— Huy, eso está grave; y si tú crees así, ¿Por qué entonces eres delincuente?

— Por mi insensatez, pero la verdad es que desde que oí a Jesús me arrepentí de todos mis pecados y quise dejar esta vida, pero tú no me dejaste

— Claro, no íbamos a suspender el plan nada más por tu gusto; tal vez si me hubieras dicho la razón, pero ya no hay remedio

— Sí lo hay, si volviéramos a ver a Jesús

— Pero aquí encerrados ¿Cómo lo vamos a ver?

— Si nosotros no podemos ir a él, tal vez él venga a nosotros

— Eso sí que va a estar muy difícil

— Para él nada es difícil

— ¿Y tú qué opinas del infierno, Gestas?

— ¡Bah!, yo no creo en tonterías, infierno es el que estamos padeciendo aquí, esperando la hora de ser ejecutados, y todo por tu culpa Barrabás, por tus brillantes ideas

— Quisiera creerte, además el fracaso no fue solamente mío, sino de los tres, y si no estuviera yo aquí atado, te daría tu merecido por hablarme así, pero nos veremos en el infierno

— Les digo que Jesús nos puede librar del infierno

— Es posible que sí, pero ¿dónde lo encontramos?

— Él vendrá, Barrabás, tengo fe en que él vendrá, él sabe que yo creo en él, y si tú crees en él, a ti también te salvará

— Se oyen voces allá afuera, ¿Quién será?

— Silencio, escuchemos lo que dicen

— Pilato, este hombre prohíbe dar tributo al César, porque dice que él es un Rey

— ¿Es cierto que tú eres un Rey?

— Tú lo has dicho…

— ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que yo tengo poder para soltarte o para crucificarte?

— Ningún poder tendrías si no te fuere dado del cielo

— Es Jesús, a él también lo han aprehendido

— ¿Pero a él por qué? Él nunca le ha hecho mal a nadie, ha de ser por envidia

— Pues sí vino Jesús como lo esperabas, Dimas; pero no fue para salvarnos; ahora él está igual que nosotros, posiblemente lo crucifiquen junto con nosotros

— ¿Pero es que no has entendido, Barrabás, que no es la salvación de la muerte lo que necesitamos, sino escapar del infierno?, como maleantes que somos, tenemos que ser ejecutados; pero él nos puede librar de la condenación eterna

— Bueno, si nos libra de la condenación está bien, pero entonces ¿No nos puede librar de ser crucificados también?

— Claro que sí puede hacerlo, si te arrepientes de todos tus pecados y se lo pides de todo corazón, él lo hará

— pues si es así de fácil, me arrepiento de todos mis pecados y creeré de todo corazón

— ¿Y tú no te arrepientes de tus pecados, Gestas?

— ¡Bah!, yo no soy tan infantil, ustedes han creído y están en las mismas condiciones que yo; lo que yo quisiera es alguien que me saque de aquí pronto

— Shht, oigamos lo que dicen

— Yo no hallo en él ninguna culpa, pero tenemos preso a Barrabás, y como yo acostumbro soltarles a un preso en cada Pascua, díganme a quién quieren que les suelte, ¿A Jesús que se dice el Cristo? O a Barrabás

— ¡A Barrabás! ¡A Barrabás! ¡A Barrabás!

— Entonces ¿Qué hacemos con Jesús?

— ¡Crucifíquenlo! ¡Crucifíquenlo! ¡Crucifíquenlo!

— Pues yo me lavo las manos, soy inocente de la sangre de este Justo, allá ustedes, yo se los entrego, BARRABÁS QUEDA LIBRE, SUÉLTENLO

— ¿Oíste Dimas? Soy libre, lo hizo, él va a morir EN MI LUGAR

— Barrabás, no olvides que es más importante la Salvación del alma que la del cuerpo

— EL PRESO BARRABÁS QUEDA LIBRE ¡A LA REJA!

— ¡Soy libre! ¡Soy libre! ¡Soy libre!

— Oh, se ha ido, ojalá que no se olvide del Señor; ¿Por qué no crees en Jesús también tú, Gestas?

— Yo no estoy muy convencido, porque si tú también has creído, ¿Por qué no te libra también a ti?

— Porque te ama a ti también, y quiere que yo esté contigo hasta el final para hablarte de su amor

— ¿Y cómo es que me ama? Ni siquiera me conoce

— Sí te conoce, nos conoce a todos, y quiere salvarte

— ¿Y cómo va a salvarme? Si él mismo no puede salvarse

— Sí puede salvarse, pero es necesario que él pague nuestros pecados en la cruz: ¡Acéptalo ya, Gestas!

— No, yo prefiero seguir la religión que me dejaron mis padres

—TRAIGAN A LOS OTROS DOS PRESOS

— ¿Lo ves, Dimas? Nos van a crucificar, ¿Por qué no le dices a Jesús que te ayude?

— Él ya me está ayudando, Gestas, pues ya no le temo a la muerte; menos aun sabiendo que voy a morir a su lado; ¡Qué gran privilegio estar cerca de mi Salvador!

UNAS HORAS DESPUÉS

— Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros

— No digas eso, Gestas, nosotros padecemos lo que merecieron nuestros hechos, mas él ningún mal hizo; Señor, acuérdate de mí cuando vinieres a tu Reino

— De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso.

DIOS LE BENDIGA.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recuerda ¡Cristo te ama!

Llámanos o completa el siguiente formulario y nos pondremos en contacto contigo. Nos esforzamos por responder todas las consultas a la brevedad.