“Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.” – Jesús (Juan 14:6)
Estas palabras de Jesucristo son un recordatorio de que él es el único camino para llegar al Padre Celestial. No hay otro Salvador, ya que Jesucristo fue el único que vino del cielo con la misión de salvar a la humanidad. Como lo expresó el apóstol Pablo: “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” (1 Timoteo 1:15). Nadie más se ofreció a venir del cielo para llevar a cabo esta misión imposible.
La Biblia nos enseña que todos los seres humanos han pecado y han quedado destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). No había nadie que fuera justo y que pudiera servir a Dios, y fue necesario que alguien viniera del cielo. Jesucristo fue ese único Salvador que vino con la voluntad de Dios para rescatarnos.
“Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados, pero cada uno en su debido orden.” – Pablo (1 Corintios 15:22)
Jesucristo es el único que ha resucitado, y nadie más lo ha hecho. Él es el primogénito de la resurrección, y todos los que son de Cristo resucitarán en su venida (1 Corintios 15:23). Nadie más aparte de Cristo ha resucitado, lo que subraya su singularidad como Salvador.
“No hay otro nombre debajo del cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos.” – Pedro (Hechos 4:12)
Pedro enfatiza que no hay otro nombre bajo el cielo que pueda otorgar salvación. Solo a través de Jesucristo podemos encontrar la redención y la vida eterna. Él es el único camino hacia la salvación, y confiar en su nombre es esencial.
Aunque es importante recordar que “Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad” (Juan 4:24). Esto significa que no debemos adorar a Dios a través de imágenes o figuras, ya que la Biblia prohíbe hacer imágenes de Dios o cualquier cosa que esté en el cielo, en la tierra o debajo de la tierra.
Estos dos mandamientos, que prohíben tener dioses ajenos delante de Dios y hacer imágenes para adorar, son fundamentales en la fe cristiana. Dios demanda nuestra adoración en espíritu y en verdad, sin intermediarios visuales. Adorar a través de imágenes es contrario a sus enseñanzas.
En resumen, el mensaje del cielo para aquellos que no creen en Cristo es claro: Jesucristo es el único Salvador, el único que vino del cielo, murió por nuestros pecados, resucitó y subió al cielo para interceder por nosotros. No hay otro nombre bajo el cielo que pueda salvarnos. La adoración debe ser espiritual y verdadera, sin el uso de imágenes. Esta es la enseñanza bíblica que todos debemos recordar, independientemente de nuestras creencias individuales.
¡Que Dios les bendiga!